II. EL DOS Y LA TERAPIA DE PAREJA: UN ATAJO AL NOSOTROS
Dado que somos gregarios, el proceso de alumbramiento del Uno precisa de los Otros pues sólo se puede ser humano y libre entre otros humanos libres. Por eso a partir de cierto punto la construcción del Uno es bidireccional, se hace desde el Nosotros.
Ahí es donde consideramos que la Pareja juega un papel privilegiado en el aprendizaje del dar presencia en mí al Otro, que las relaciones de pareja son un buen escenario para trabajar la evolución de la animalidad hacia la humanidad. La Pareja estable de vida supone un segundo round en la ampliación de la consciencia individual ya que cala muy hondo en la personalidad y hace aflorar lo que le falta a mi evolución; en la Pareja el Otro se me mete hasta la cocina y me confronta con mi fondo, mis secretos, ideas, expectativas de vida, miedos, complejos, inseguridades, rabias… y me fuerza a pensar, a desarrollar autoanálisis, autocrítica, paciencia, comprensión, humor, interdependencia, coimplicación, comunicación… cualidades que más nos vale que empiecen a formar parte del futuro, si es que ha de haberlo, si no queremos acabar fritos, pasto mutuo de animales que no alcanzan a ser humanos. En la Pareja aprendemos el Dos, y el Dos ya es Nosotros: el salto al Todos es sólo un matiz.
No proponemos la Pareja como modelo de relación sino como escuela de evolución del Yo a ese Nosotros en que se realizará nuestro ser gregario, nuestro ser + con, evolucionando a ser cada vez más humanos, animales humanos; consiguiendo desplazar a humanos el peso que en esa expresión se asienta en animales. Eso se traduce automáticamente en un vivir mejor porque ser lo que se es, es conseguir una postura básica de equilibrio de la que partir con seguridad.
La evolución humana se puede entender como dialéctica, según el siguiente esquema:
Aprender el Dos no es gratis. La Pareja estable de vida es una escuela exigente y cara, y el precio de la matrícula es ya alto: exige dos Unos bien asentados que puedan asumir y transmutar en positivo las embestidas de ese reto. Dos Unos que sean capaces de apostar la vida para construir una relación que sea de suma, no de resta; que les haga evolucionar en humanidad, no que los deshaga; que les dé definición y sentido y que mantenga la chispa de la vida como atracción y deseo del Otro.